La temperatura del suelo es un factor importante a considerar en jardinería y agricultura porque afecta directamente la germinación de semillas y el consiguiente rendimiento de cultivos y plantas. Hemos investigado todo lo que necesita saber sobre las propiedades físicas básicas del suelo, con la temperatura como punto focal.
Solo puede medir o estimar la temperatura del suelo en función de factores ambientales sin usar un instrumento de medición adecuado. Es necesario un termómetro para adquirir la temperatura exacta.
Dado que probablemente pueda evaluar la temperatura del suelo en función de las condiciones ambientales, como la hora del día, el clima predominante y los niveles de humedad, usar un termómetro sigue siendo la mejor manera de determinar la temperatura real del suelo. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!
Suelo:una visión general
El suelo, también llamado tierra o tierra, es una combinación de materia orgánica e inorgánica, elementos, minerales, líquidos, gases y organismos considerados como un ecosistema en sí mismo. El suelo es un sistema de tres estados que consta de una fase sólida o matriz de minerales y materia orgánica, una fase líquida o solución compuesta de agua y una fase porosa o atmósfera que contiene gases.
El suelo puede considerarse como materia viva ya que cambia continuamente por medio de procesos físicos, químicos y biológicos. La evolución del suelo está influenciada por el clima general, los factores ambientales y la actividad biológica, pero la presencia y el desarrollo humanos son los que más la afectan.
En jardinería y agricultura, funciona como un medio para el crecimiento de las plantas, el almacenamiento de agua y un hábitat para los organismos. La interacción y los procesos que sufre la vegetación, los organismos y otros componentes modifican el suelo y sus propiedades.
Importancia de la temperatura del suelo
La temperatura del suelo determina la actividad biológica, la producción y absorción de nutrientes, la infiltración y otros procesos que dependen de su naturaleza e idoneidad general.
Germinación de semillas
La germinación es la etapa inicial del crecimiento de una planta después de que emerge de la semilla y se desarrolla sobre el suelo. El proceso depende de factores externos como el agua, el aire, la luz y la temperatura adecuada.
Las semillas maduras necesitan estar húmedas para hincharse y romper la cubierta de la semilla, lo que permite que la planta joven brote. Las semillas sostienen al embrión al proporcionarle alimento a través de las reservas de alimentos almacenadas que se agotan cuando emerge la plántula.
En este punto, la fotosíntesis se hace cargo y proporciona el alimento y la energía necesarios para un crecimiento continuo. Durante esta etapa, la plántula requiere un suministro constante de agua, luz y nutrientes.
El oxígeno es un requerimiento metabólico para la respiración de las plantas; esta es la fuente de energía de la plántula antes del desarrollo de las hojas. La mayoría de las semillas no germinan cuando se entierran demasiado profundamente bajo el suelo porque se les priva de los niveles adecuados de oxígeno.
La luz es necesaria para producir azúcar y oxígeno a partir de dióxido de carbono y agua a través del proceso de fotosíntesis. Las plantas jóvenes, sin embargo, son sensibles a la luz solar directa y deben colocarse en sombra parcial durante el desarrollo.
La temperatura afecta la tasa de metabolismo de las semillas y la mayoría tienen un rango de temperatura dentro del cual germinan. La temperatura óptima es de 70 a 80 grados Fahrenheit o de 21 a 26 grados Celsius.
Producción y absorción de nutrientes
La temperatura del suelo tiene un efecto significativo en el crecimiento de las plantas debido a su influencia en la composición de nutrientes del suelo. Junto con otros factores como la humedad y la aireación, el aumento de la temperatura del suelo mejora la disponibilidad de nutrientes.
Esto se debe a que acelera la descomposición de la materia orgánica al aumentar la actividad de los microorganismos. El proceso de descomposición da como resultado depósitos de minerales en el suelo, lo que beneficia el crecimiento de las plantas.
Los diferentes subproductos liberados incluyen agua, dióxido de carbono y nutrientes vegetales como nitrógeno, fósforo y azufre.
El suelo, así como la temperatura atmosférica, también afecta la fotosíntesis, como lo demuestra un crecimiento más vigoroso durante el verano y en climas más cálidos.
Infiltración
La infiltración se refiere a la capacidad del suelo para permitir que el agua penetre y sea retenida dentro de su matriz. Dado que el agua es un elemento esencial para las plantas y los organismos, las propiedades generales del suelo, como el tipo, la densidad y la textura, determinan la cantidad de infiltración y el contenido de humedad disponible para la absorción.
Las temperaturas elevadas del suelo tienden a evaporar el agua más rápidamente y conducen a una sequía temporal entre hidrataciones, mientras que los niveles de temperatura bajos crean la posibilidad de saturación. Este es el principio detrás de regar la vegetación con más frecuencia en verano y menos durante el invierno.
¿Cuáles son los factores que determinan la temperatura del suelo?
Radiación
La radiación es el principal factor que influye en la temperatura del suelo y se define simplemente como la cantidad de calor del sol que penetra en el suelo. Por lo tanto, en un día promedio, la temperatura del suelo está en su punto más alto y tiende a enfriarse desde el final de la tarde hasta la mañana.
Esta es una consideración importante con respecto a las plantas, ya que influye en la absorción y evaporación de agua, la tasa de metabolismo y la producción de nutrientes. Las temperaturas elevadas aumentan o aceleran dichos procesos, mientras que los ambientes más fríos tienden a ralentizarlos.
Humedad del agua y del suelo
El agua absorbe el calor del suelo y lo disipa a la atmósfera por medio de la evaporación. Por lo tanto, el suelo se enfría y su temperatura disminuye con menos saturación. Sería lógico equiparar que el riego tiende a enfriar el suelo y bajar la temperatura. Al contrario, actúa como medio de escape del calor.
En términos prácticos, debe considerar la radiación, el contenido de agua y el clima dominante para optimizar el crecimiento de las plantas, ya que influyen en la temperatura del suelo.
Mantillo y Cobertura Vegetal
El suelo desnudo se ve fácilmente afectado por la radiación y la temperatura del aire, lo que provoca fluctuaciones en un día normal. Los cambios de temperatura pueden afectar el desarrollo de las plantas, especialmente en áreas donde el diferencial es relativamente extremo.
Las condiciones prolongadas de calor o frío durante las estaciones de verano e invierno demuestran cambios en la salud y el vigor de las plantas. Una capa de mantillo o una cubierta vegetal como pasto o arbustos actúa como un aislante que reduce la evaporación y retiene la humedad mientras evita que el calor excesivo penetre en el suelo.
Por lo tanto, la temperatura del suelo se regula y mantiene, creando un medio óptimo para el crecimiento de las plantas.
Materia Orgánica
La materia orgánica presente en el suelo aumenta la capacidad de retención de agua y disminuye la evaporación, elevando así la temperatura del suelo.
Como se mencionó, la humedad es el principal facilitador para que escape el calor y dado que la materia orgánica y los subproductos de su descomposición requieren y mantienen el agua, las plantas prosperan cuando se mantiene el equilibrio ideal entre la hidratación adecuada y el contenido orgánico.
Pendiente
Cuando la radiación solar alcanza la superficie del suelo directamente en ángulo recto, la penetración del calor es más profunda en comparación con un terreno inclinado donde se dispersa en un área amplia.
Por lo tanto, los terrenos agrícolas llanos poseen temperaturas más altas que los terrenos irregulares aunque estén expuestos al mismo nivel de radiación. Dada la misma hora del día y la misma temperatura del aire, los diferentes contornos de la tierra varían en la absorción de calor.
Otras propiedades del suelo
La combinación de materia orgánica, minerales, agua y gases dicta las propiedades del suelo y determina su idoneidad para sustentar el crecimiento de las plantas.
Textura
Arena, limo y arcilla son los componentes básicos que componen el suelo, y la textura depende de la proporción relativa de las partículas presentes. El suelo rico en arena, que es relativamente el componente más grande, permite que el agua se drene rápidamente y tiende a perder humedad más rápido.
Proporciona una aireación adecuada para que se desarrollen las raíces, pero se ve afectado fácilmente por los cambios de temperatura. Como resultado, el suelo arenoso tiende a fluctuar según la hora del día, lo que puede impedir el desarrollo de las plántulas.
El limo es un componente fino que presenta espacios más pequeños entre las partículas. El suelo limoso tiene una mayor capacidad para retener agua y retener la humedad.
La arcilla desarrolla una calidad similar al barro cuando se combina con agua y tiende a drenar mal. Los suelos ricos en arcilla generalmente no favorecen el crecimiento de la mayoría de las plantas, ya que se saturan de agua cuando se mojan y se endurecen cuando se secan.
El suelo con proporciones ideales de arena, limo y arcilla, denominados colectivamente marga, crea una mezcla que promueve el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Estructura
La estructura del suelo se refiere a la forma en que las partículas de arena, limo y arcilla se unen, lo que se denomina agregación. Determina el movimiento y la regulación del aire y el agua y afecta la disponibilidad y absorción de nutrientes. Una buena estructura del suelo tiene agregados finos y sueltos que se rompen fácilmente cuando se aprietan. Promueve el desarrollo de raíces y un crecimiento más rápido de las plantas.
Porosidad
La porosidad del suelo se refiere a los espacios entre los agregados y determina la densidad y compacidad del material. Los suelos saludables contienen muchos poros que permiten el movimiento adecuado de aire y agua. Las raíces se desarrollan libremente en mezclas porosas y favorecen el crecimiento de plantas jóvenes o plántulas.
Color
La cantidad de materia orgánica y minerales presentes en el suelo influye en la tonalidad que adquiere. Los suelos anaranjados, amarillos y marrones claros contienen altas cantidades de hierro, mientras que los marrones oscuros o negros tienen un rico contenido orgánico.
Este último es un excelente medio para el crecimiento de las plantas ya que tiene altas concentraciones de nutrientes. Los suelos de colores uniformes significan una buena estructura y una porosidad adecuada. Permiten la ventilación de las raíces, retienen suficiente humedad y no se ven afectados fácilmente por los cambios de temperatura.
Al cierre
La temperatura y otras propiedades del suelo afectan directamente el crecimiento de las plantas e influyen en su salud y desarrollo. Esperamos que haya encontrado el artículo informativo y útil. De un aficionado a otro, ¡disfruta de tus plantas!
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