Un jardín próspero y productivo comienza con un suelo saludable. Un suelo saludable es una combinación de minerales (arena, limo y arcilla), roca, agua, aire y materia orgánica (residuos de plantas y animales), así como una abundancia de diversos microorganismos (bacterias, hongos, algas, gusanos y artrópodos). Estos organismos sostienen una intrincada "red alimenticia" subterránea, reciclando nutrientes que proporcionan una fuente de sustento natural, constante y confiable para las plantas en crecimiento. Debido a que la materia orgánica alimenta y sostiene este proceso de reciclaje de nutrientes, querrá asegurarse de que la tierra de su jardín sea fértil y tenga suficiente materia orgánica que necesita.
Materia Orgánica
Fuentes
Un suelo de jardín que contiene de cinco a diez por ciento de materia orgánica es ideal. El compost es la enmienda para mejorar el suelo más familiar y popular, pero hay muchos otros materiales que pueden proporcionar al suelo la materia orgánica que necesita, incluido el estiércol animal compostado, los cultivos de cobertura y el mantillo (como la corteza triturada, la paja y las hojas). escombros).
Tasas de aplicación de compost
La cantidad de compost que necesita un jardín depende de muchos factores, comenzando con la cantidad de materia orgánica que contiene de forma natural e incluyendo el uso de cultivos de cobertura, mantillo y material vegetal en descomposición de la temporada anterior. La tasa de aplicación de compost recomendada para un jardín nuevo o cuando se restaura el suelo del jardín es de cuatro a seis pulgadas de materia orgánica por pie cuadrado. (Asegúrese de incorporar el abono profundamente en su suelo, hasta 24 pulgadas). Para el mantenimiento del jardín existente, use de dos a tres pulgadas de abono por pie, asegurándose de incorporar el material en las ocho a 10 pulgadas superiores de su suelo.
Beneficios adicionales
La materia orgánica hace mucho más que sustentar la “red alimentaria” subterránea. Una breve lista de sus innumerables virtudes en el jardín incluye:
- Mejorar el drenaje de suelos arcillosos pesados y mal drenados y, por el contrario, aumentar la capacidad de retención de agua de suelos arenosos ligeros
- Reducción de la compactación y la erosión
- Mejorar la estructura del suelo y la labranza (o trabajabilidad)
- Evitar que los nutrientes disponibles para las plantas se filtren fuera de la zona de raíces
- Reducir la incidencia de plagas y enfermedades y suprimir las malas hierbas
Más allá de la materia orgánica
Si bien no hay que exagerar la importancia de asegurarse de que su suelo contenga suficiente materia orgánica, es solo una de varias acciones que puede tomar para mantener (o hacer) su suelo saludable y ayudar a que su jardín prospere. Otras mejores prácticas incluyen:
- Evitar la compactación del suelo, que puede conducir a la erosión del suelo y disminuir la productividad del jardín
- Evitar los fertilizantes y pesticidas sintéticos
- Practicar la rotación de cultivos (o evitar plantar cultivos de la misma familia en el mismo lugar año tras año); la rotación de cultivos ayuda a reducir las enfermedades del suelo porque algunas enfermedades pueden permanecer en el suelo durante varios años después de su introducción
- Evitar, reducir o minimizar la labranza
- Obtener una prueba de suelo si sospecha que su suelo tiene deficiencia de nutrientes esenciales; comuníquese con su oficina de extensión local, que puede enviar una muestra de su suelo a un laboratorio de análisis de suelos para su análisis
Recursos adicionales
La Extensión de la Universidad de Minnesota, el USDA y la Investigación y Educación en Agricultura Sostenible ofrecen recursos detallados sobre cómo cultivar un suelo saludable.