Quien ama la tierra y el paisaje teme por el futuro del planeta. Pero si los niños pequeños crecen con amor y comprensión de las cosas que crecen y una conciencia cada vez mayor de la diferencia que pueden hacer, entonces creo que tenemos motivos para la esperanza. Mi abuelo parecía decidido a que disfrutara las horas que pasé con él en su asignación. Ese tiempo sería lo suficientemente corto:murió cuando yo tenía solo ocho años. Pero mis visitas a su parcela durante esos años fueron suficiente